Hoy no habra porque sonreir, tampoco porque llorar. No nacera aquella sonrisa y aquella lágrima esta vez no morirá. Jáj! Que las cosas cambiarán! Un arcoiris, de hecho, el mio... Rojo, negro y amarillo. Y que no me jodan; que despiertan las nubes y nos llueven los sueños. Que nadie respire, he enveneado el aire de tus sonrisas en un acto suicida.
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martes, 13 de octubre de 2009
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